Páginas

domingo, mayo 10

LII

       Últimamente siempre me despierto unos minutos antes de la hora; hoy fue un día de esos. Me he despertado y me he movido lo justo para taparme un poco más, sin abrir los ojos, como queriendo robarle a la mañana unos minutos más de paz, porque me esperaba un día largo por delante. Pero hoy, que los pensamientos me torturaban un poco más de lo normal, me he dado cuenta de que contigo hago justo lo mismo: robarteunos minutos que, aunque me pesen, llevan otro nombre. Y me abrazas, y sonríes en mi cuello, e irremediablemente me haces sonreír a mí, y en ese momento parece que vale la pena pero no sé conformarme con tan poco.

      Luego vuelves a irte.

      Suena el despertador.

      Y realmente no sé si ya no quiero nada más, o si el problema es justo lo contrario, que siempre quiero más.