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lunes, septiembre 21

LXI «En mitad de un 'después'»

¿Sabes qué? Veo tu miedo y subo el mío. Que estás desvaneciéndote poco a poco pero me niego a soltarte del todo. Todavía no.

Quédate.

Que aún no sé a qué sabe tu sudor ni me he aprendido de memoria esa sonrisa que luego me romperá a base de recuerdos.

Quédate.

Que aún no voy a hablar de amor, pero podemos hablar de soñar o de morder. Hablemos de otros, y que no haya nadie más. Porque desde hace un rato estoy a la altura de tu abrazo y no imagino lugar mejor para pasar el rato. Curemos las heridas, hagamos historia; que se escondan las estrellas, veamos amanecer.

Pero quédate, joder.

Que te juro que vale la pena. Que valdrá la risa.

miércoles, septiembre 2

LX

       Con ella aprendí que aunque los te quiero no siempre tienen ocho letras y que pueden enmascararse detrás de un “calla, tonto”, también pueden fingirse, y que al hielo no lo abrasan las llamas, que el fuego siempre acaba consumiéndose.
     Cuando la conocí estaba rota en pedazos. En aquel momento no llegué a comprender cuánto, pero me propuse la tarea de juntar cada pedazo. Su aroma, su sonrisa incrédula, sus ojos tristes. Toda ella era una melodía que me fue imposible no querer aprender y tocar a cada momento. Y lo conseguí. Joder, no quedaba apenas rastro de aquella chica triste que había conocido. Estaba radiante. Era feliz, feliz de verdad. Feliz consigo misma.
       Había querido enseñarle el significado del amor, y ella lo convirtió en polvo que se esfumó entre nuestras manos. Y se marchó.