Aprendí que podía sola cuando te necesité y no pudiste estar.
Aprendí que podía sola cuando te necesité y no quisiste estar.
Aprendí que podía sola cuando llamé entre lágrimas y el silencio fue la única respuesta.
Aprendí que podía sola cuando busqué tu abrazo y la indiferencia heló mi frío.
Aprendí que podía sola cuando estuve perdida y no me buscaste.
Aprendí que podía sola cuando volví a encontrarme y desapareciste.
Aprendí que podía sola cuando te dije que te quería y huiste de mis ojos.
Aprendí que podía sola cuando te demostré que te quería y me hiciste a un lado.
Aprendí que podía sola cuando las voces me silenciaron y tú, espectador de la escena, no me hiciste alzar la voz.
Aprendí que podía sola cuando me hicieron pequeña. Cuando me hiciste pequeña. Y fui grande.
Aprendí que podía sola cuando me caí, me levanté y volví a caerme, y no me diste tu mano.
Aprendí que podía sola cuando me caí y no pude levantarme, y desde lejos no podías darme la mano.
Aprendí que podía sola cuando no quería estar sola y a ti te quemaba mi compañía.
Aprendí que podía sola cuando no quería estar sola y a mi tristeza la sacudía tu desprecio.
Aprendí que podía sola cuando las paredes de mi habitación me quitaban el aire y hasta pasar el día se antojaba complicado, y tú me cerrabas la puerta.
Aprendí que podía sola.
Pero ya no puedo más.